Formado en 2015, el Colectivo de Acceso Abierto Radical está integrado por más de 50 editoriales académicas sin fines de lucro y directamente gestionadas por investigadoras e investigadores. El colectivo promueve una visión “radical” de la publicación abierta en humanidades y ciencias sociales. Lo que sus miembros comparten es una caracterización del “acceso abierto” como un espíritu de experimentación creativa. Comparten también una voluntad de someter a crítica las prácticas académicas establecidas, y las instituciones que las sostienen: la universidad, la biblioteca, la casa editorial y demás. El colectivo ofrece por tanto una alternativa filosófica y práctica a las visiones conservadoras del acceso abierto que están siendo promovidas por la industria editorial y los gobiernos neoliberales.
Filosofía (click aquí para ir al original en inglés)
Si bien desde hace tiempo el acceso abierto ha formado parte del mainstream en el Norte Global, se trata de una versión parcial del acceso abierto. En esta versión mainstream, el acceso abierto se concibe como un instrumento al servicio de la economía del conocimiento que ayuda a estimular la competencia en un mercado. Esta concepción del acceso abierto se ha vuelto tan dominante que incluso sus críticos de izquierda aceptan sus términos: los críticos también ven el acceso abierto como un instrumento al servicio de la privatización del conocimiento, de la investigación y de la universidad.
Ahora bien, aunque el acceso abierto no sea, por tanto, en sí mismo “progresista”, al menos podría lanzar un reto al capitalismo y sus fuerzas de cooptación. Existe una diversidad de proyectos que se esfuerzan por crear un futuro distinto para el acceso abierto: un futuro basado en la experimentación con aproximaciones no comerciales, no lucrativas y auto-gestivas a la publicación académica en humanidades y ciencias sociales. Muchos de ellos se agrupan en el Colectivo de Acceso Abierto Radical (ROAC).
La publicación siempre ha sido una práctica de quienes investigan. Quienes investigan escriben, editan, revisan textos para su publicación. Las casas editoriales solamente producen y distribuyen el resultado de ese trabajo realizado por quienes investigan. No obstante, en la actualidad, las casas editoriales trasladan buena parte del proceso de producción hacia la comunidad académica: desde la revisión y corrección de estilo hasta el proofreading y la indexación.
El objetivo común de los proyectos que convergen en ROAC es el interés práctico de tomar el control de los medios de producción para repensar lo que ha sido y lo que puede ser la publicación.
Una de las maneras de procurar lo anterior es retirar nuestro trabajo no remunerado de publicaciones con fines de lucro y de casas editoriales que no permiten a sus autores archivar copias digitales de su trabajo, o que cobran cuotas muy altas por suscripciones anuales, cargos por procesamiento de artículos (APCs y BPCs), y donar ese trabajo a proyectos editoriales que operan de un modo consistente con nuestros objetivos políticos y nuestros compromisos éticos.
La filosofía que sustenta el Acceso Abierto Radical es una filosofía de confianza mutua y cooperación.
Más allá de las razones éticas y políticas, hay necesidades. Las organizaciones, editoriales y proyectos aquí representados a menudo operan con un financiamiento limitado o nulo. En esta situación la resiliencia y el apoyo mutuo son necesarios, y son algo que provee el colectivo a través de compartir tiempo y recursos, trabajo en escala, y por medio de asesoría técnica y de mejores prácticas (qué licencias y software usar, dónde obtener recursos para traducciones y asistencia técnica, cómo encontrar diseñadores editoriales, etcétera). De este modo el colectivo promueve un ecosistema colaborativo en lugar de competitivo, un ecosistema diseñado para crear unos comunes de investigación multi-polares.
Aunque cada miembro de ROAC tiene sus propios objetivos y valores, hay una convergencia significativa entre los miembros del colectivo. Comparten una gama de modelos, métodos y aproximaciones que enfatizan lo siguiente:
Apertura: En lugar de adherirse a definiciones rígidas del acceso abierto que intentan imponer un orden en la ecología de las publicaciones por medio de la estandarización, los miembros del colectivo practican diversas propias formas de apertura basadas en sus propias posiciones éticas, políticas y disciplinarias. Tan importante como la apertura es por tanto el espacio que da el colectivo a la heterogeneidad de aproximaciones. De modo que en lugar de comprender el acceso abierto como un proyecto grandioso con un conjunto predefinido de objetivos, lo vemos como un conjunto de luchas críticas afines a las luchas que se encuentran en una democracia pluralista. Al colectivo concierne, por tanto, el cuestionamiento de distinciones fáciles entre lo abierto y lo cerrado, y la preferencia por explorar preguntas en torno a lo abierto y el acceso (por no mencionar lo transparente, el secreto, la radicalidad y la colectividad) de un modo riguroso y matizado.
Crítica del statu quo: El colectivo representa una respuesta contra-institucional a ciertas prácticas editoriales hegemónicas, a las humanidades y las ciencias sociales, y a la universidad de modo más general. En el sistema vigente, las prácticas editoriales, y por tanto las prácticas de investigación, están subordinadas a decisiones comerciales; de ahí la hegemonía del libro cerrado, propietario, con derechos patrimoniales. Buscamos combatir las versiones mercantiles del acceso abierto –en particular aquellas conectadas con cuotas exorbitantes por procesamiento de artículos y libros –promoviendo formas de publicación alternativas al modelo neoliberal. Una parte importante de esto implica cuestionar colectivamente la relación de la publicación académica con las culturas de la auditoría en la universidad neoliberal, las evaluaciones por métricas, y la imposición a las y los investigadores de hacer circular su trabajo en lugares y espacios “correctos” (como aquellos que figuran en Scopus, propiedad de Elsevier).
Experimentación: Para muchos de nosotros en el colectivo, la publicación es una extensión de nuestro trabajo intelectual. Es una manera de explorar caminos que de otra manera estarían cerrados. Consideramos la experimentación crítica como un principio que guía nuestra práctica. Para nosotros, poner a prueba la forma, el contenido y los procesos de producción de conocimiento académico ofrece la posibilidad de hacer investigación de otro modo, y activamente en contra de la mercantilización de lo editorial y de la universidad. Ya sea que tomen la forma de publicación procesual y performativa, monografías mejoradas, publicación multimodal y audiovisual, autoría colaborativa, wikis, video-libros, inserciones de realidad aumentada, minería de datos, o de lectura de máquinas, uno de los beneficios potenciales más grandes de las tecnologías digitales es que facilitan el desarrollo, a manos de quienes investigan, de nuevos medios para crear y diseminar el conocimiento. Nos permiten así ver más allá de los modelos conservadores y comerciales para explorar otras posibilidades e investigar la manera en que estas otras posibilidades pueden modificar la forma en que investigamos y compartimos.
Conocimientos nuevos y subrepresentados: Para los miembros del colectivo, interrogar concepciones convencionales de la autoría y del lector implica abrir la investigación crítica a públicos que son nuevos o que tienen acceso limitado a ese tipo de investigación, por ejemplo, públicos asociados a temas de nicho. También implica cultivar culturas de conocimiento en el “exterior” de los muros universitarios, tal y como se les concibe habitualmente, así como asegurarse de que tengan voz las y los académicos en etapas tempranas de su carrera, quienes tienen condiciones laborales precarias, y quienes viven fuera del Norte o el Occidente global.
Ética del cuidado: Los proyectos editoriales dentro del colectivo están animados por un compromiso con formas éticas de publicación, y enfatizan de modo particular una ética del cuidado. Ésta conlleva reconocer que tenemos una responsabilidad para con todas y todos aquellos que participan en el proceso de publicación: no sólo los autores sino también los revisores, los editores, los indizadores, correctores e impresores. Significa remunerar o reconocer de un modo tangible y justo el trabajo de las personas y siempre que sea posible, asegurarse de que los esfuerzos de los voluntarios no sean explotados. Relacionado con esto está el compromiso de tomarse tiempo y cuidado en el objeto de la publicación, algo que a menudo falta en la edición comercial.
Dados estos valores compartidos, un colectivo de proyectos y editoriales afines beneficiará a sus miembros al ofrecer una alternativa al acceso abierto tal y como se promueve en la actualidad, como una búsqueda de mejores modelos de negocio. Compartiendo recursos, consejo y (siempre que sea posible) tiempo, las organizaciones miembro pueden apoyarse en un cuerpo compartido de conocimientos colaborativos donados a la comunidad.