Reseña de evento por Miguel Arrieta Villafuerte
Del 26 al 28 de septiembre de 2019 se llevó a cabo la Opencon Latam 2019 en la ciudad de Bogotá, Colombia, gestionada por The Right to Research Coalition y Scholarly Publishing and Academic Resources Coalition. Colombia fue elegida sede de este evento por ser uno de los países en América Latina que ha impulsado políticas de ciencia abierta a través de diversas organizaciones y a nivel estatal. La Opencon promueve la democratización del conocimiento y el acceso equitativo a la ciencia y la tecnología como medios para el desarrollo social. El lema de este año fue la Filosofía de la querendura y ética del cuidado. A continuación algunas estampas de lo que se dijo y escuchó en la OpenCon Latam.
¿Qué es la ciencia abierta?
Con la ponencia “Ciencia abierta y post verdad” el sociólogo argentino Mariano Fressoli de la Universidad de Buenos Aires interrogó el estatuto de la ciencia en una sociedad donde la verdad ha quedado bajo sospecha, ya que los resultados científicos pueden ser refutados, ante la opinión pública, por otros datos creados con propósitos políticos. En ese sentido, la ciencia convencional tendría que convertirse en “ciencia abierta” para que la sociedad pueda corroborar la veracidad de sus resultados. En esta apertura la participación de las instituciones es necesaria para garantizar al público el acceso adecuado a los datos.
En ese sentido Fressoli considera necesarias nuevas formas de valoración científica que respondan a la ciencia abierta, como a otras prácticas sin perder de vista el peligro de la co-optación institucional. La ciencia abierta, no sólo es una forma de hacer transparente nuestras instituciones, es también una manera de pensar la colaboración y la participación para la democracia para solucionar problemas actuales, como los del cambio climático. Para lograr este desafío no hay recetas, sin embargo, en América Latina ya hay varios teóricos pensando esto. Fressoli concluía señalando que es preciso desencartonar la ciencia y sacarla de la narrativa de la economía política ya que bajo la lógica de la comercialización el conocimiento queda clausurado.
En “Políticas de ciencia abierta” Juan Pablo Alperín, co-director de Scholarly Communications Lab y director asociado de investigación de Public Knowledge Project, sostuvo que cuando hablamos de políticas de ciencia abierta también tenemos que estar pensando en políticas de ciencia y tecnología. ¿Cómo se aplican estas políticas? El propósito de estas políticas puede ser buenas, pero a la hora de la implementación vienen los problemas. Las políticas de evaluación conllevan que aquellos que van a ser evaluados actúen según la métrica que se les vaya a imponer. Por eso, no se puede culpar a los individuos que están tratando de vivir. Las instancias que evalúan también están siendo evaluados y presionados a entrar en estas lógicas.
Los países que desean obtener recursos deben someterse a una evaluación internacional, ministros e instancias de gobierno se someten a diversos instrumentos de evaluación siendo los mejores evaluados quienes obtienen mayores financiamientos. En pocas palabras, se tata de una lógica de competencia para subir y obtener ganancia. La ciencia abierta nos da una oportunidad de pensar y discutir sobre cómo podemos ir más allá de la lógica de la competencia: ¿por qué hacemos ciencia, hacia quién debe de ir?, ¿quiénes deben de participar en los procesos que hacen ciencia, qué función está teniendo la ciencia para el desarrollo social? La ciencia abierta nos ayuda a pensar cómo estamos organizando la universidad y la producción del conocimiento.
Con la ponencia “Ciencia abierta e innovación ciudadana en América Latina” Felipe César Londoño López expuso la tarea que desarrolla el Centro de Ciencia Francisco José de Caldas al que representa, y cuyo objetivo es la apropiación social de la ciencia a través de metodologías participativas que incluyen al arte en talleres abiertos al público. Se descubre así la necesidad de generar epistemologías situadas y nuevos espacios institucionales para el desarrollo de la ciencia al margen de las métricas.
En el panel “Experiencias de ciencia ciudadana” destaca la participación de diversos proyectos que representan los esfuerzos por llevar a la ciencia más allá de sus limites tradicionales, proponiendo la emergencia de agentes extra científicos como constructores de conocimiento, entre los que podemos mencionar al Programa de científicos de la basura de Chile, Grupo de apropiación social de la ciencia, tecnología e innovación. Colciencias, Maestro de Globe: Programa Global de Aprendizaje y Observaciones para Beneficiar el Medio Ambiente, Club científico de la biblioteca en San Juanita, Del laboratorio del campo.
En torno al tema de “Otras epistemologías” destacó la participación de Mabel Torres, fundadora de Selvacéutica, una empresa que busca dar valor agregado productos de comunidades campesinas con el fin de crear cadenas de valor. Su modelo se basa en una bioeconomía que parte del conocimiento ancestral de las poblaciones. Su intención es la de usar la ciencia con fines sociales. A través del trabajo con comunidades logra empoderar a mujeres que a partir de la elaboración de estos productos tienen ingresos extras, repercutiendo en su autoimagen y el saber que pueden hacer más de lo que ellas mismas creen. A está ponencia se sumó el panel del mismo tema, ahí se expusieron las diversas dificultades para generar otras epistemologías en un ambiente académico dominado por el pensamiento cartesiano.