Failing to cite someone is not the same kind of judgment as not believing him or her; a failure to cite is closer to failing to recognize that someone has contributed to a conversation at all. Gendered citation practices are not testimonial or hermeneutical injustices, but the harm is epistemic in nature.

(McCusker, 2019: 1046)

¿Qué tan grave es el sesgo de género en las citas académicas? Las prácticas de citación suelen favorecer a hombres en una variedad de campos científicos, con consecuencias que afectan no sólo a las mujeres de ciencia sino a toda la comunidad científica, según la filósofa Darcy McCusker. Su artículo al respecto en la revista Philosophy of Science reúne evidencias empíricas de sesgos de género en la citación académica y las analiza a la luz de la epistemología feminista de Miranda Fricker. En suma, el artículo nos presenta esos sesgos como una “injusticia epistémica”, o un daño a las personas en su capacidad de conocer.

McCusker observa que, si bien las prácticas de citación no encajan del todo en los tipos de injusticia epistémica que describe Fricker (la “injusticia testimonial” y la “injusticia hermenéutica”), es posible (siguiendo a Christopher Hookway) expandir la noción de “injusticia epistémica” al considerar las causas y las consecuencias de que, como está demostrado, en todos los campos del conocimiento científico los autores (masculinos) reciban más del doble de citas que las autoras, obteniendo de este fenómeno cultural ventajas significativas en las profesiones a través de un mayor reconocimiento y mejores oportunidades laborales.

Aunque el sexismo explícito de algunos miembros de la comunidad científica es un fenómeno real, no representaría la mayor causa del sesgo de género en las prácticas de citación. McCusker apunta más bien hacia biases implícitos, es decir, prejuicios y asociaciones culturales inconscientes entre conocimiento, competencia, autoridad y masculinidad, los cuales motivarían un trato más favorable a la hora de citar los textos de autoría masculina, incluso en ocasiones en las que hay un igual o mayor número de textos especializados escritos por mujeres en el área correspondiente. Para McCusker, ese trato favorable constituye una “injusticia epistémica” porque impide a las científicas participar plenamente en las prácticas de la ciencia.

Leer el texto de McCusker ayuda a reconocer que el sesgo de género en la citación académica no es un problema de “las mujeres en la ciencia” sino de una cultura androcéntrica que, de manera sistemática y recalcitrante, sobrevalora lo masculino y minusvalora lo femenino o feminizado. Por lo demás, no se trata para esta autora de exigir que se cite a las científicas simplemente para reconocer sus aportaciones individuales como mujeres. Más bien, siguiendo la línea empirista-liberal de las epistemologías feministas, aboga por una participación igualitaria en la ciencia a fin de garantizar la verdadera objetividad del conocimiento.

While gendered citation practices are not the only problem women face in science, such poor citation practices are on their own a substantial problem for science. Understanding why gendered citation practices constitute an epistemic injustice, and attending to the cumulative harms they bring, can help shape a response to the problem.

(McCusker, 2019: 1046)

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