Del 26 al 28 de septiembre de 2019 se llevó a cabo la Opencon Latam 2019 en la ciudad de Bogotá, gestionada por The Right to Research Coalition y Scholarly Publishing and Academic Resources Coalition. Colombia fue elegida sede de este evento por ser uno de los países en América Latina que ha impulsado políticas de ciencia abierta a través de diversas organizaciones y a nivel estatal.
La Opencon promueve la democratización del conocimiento y el acceso equitativo a la ciencia y la tecnología como medios para el desarrollo social. El lema de 2019 fue la Filosofía de la querendura y ética del cuidado. Al evento acudió Miguel Arrieta Villafuerte, estudiante de la Maestría en Filosofía de la Universidad Iberoamericana, cuya tesis de Maestría versa sobre Extractivismos, ciencia y tecnología en perspectiva filosófica. Además de presentar su trabajo, Miguel entrevistó a Denisse Albornoz, actual Directora de Investigación en Hiperderecho.
Miguel: Queremos hacerte algunas preguntas acerca del trabajo de tu investigación y de su evolución. En la intervención que hiciste en Opencon, explicabas que habías estudiado en Canadá y que ahora en Perú estabas metida en terreno, con comunidades, en trabajo práctico, y que estás haciendo la conexión entre ambos desde un enfoque feminista. Además lo relacionabas con tu propia experiencia personal como mujer latinoamericana. Este es un universo bastante interesante que a nosotros nos interesa conocer. ¿Qué es lo que tú nos podrías contar?
Denisse: Para empezar, me gustaría advertir que mi camino ha sido muy como orgánico, ha ido cambiando bastante con el tiempo, no ha sido una línea recta, no he tenido como muy ordenado mi reflexión sobre el acceso abierto, la ciencia abierta, o el acceso abierto como más temprano decías. Entonces, te lo voy a contar tal cual fue. Yo en el panel conté que empecé a reflexionar sobre mi relación, como mujer, con los espacios públicos. Esto ya lo venia construyendo en tanto mujer latinoamericana que empieza su cuerpo a cambiar y que empieza a interactuar distinto con la ciudad. Yo empecé a reflexionar acerca de esto cuando estaba en India, haciendo mi investigación para mi tesis. En la India estaba en una organización que estudiaba la tecnología y el impacto que esta tenía para ayudar a alzar la voz de activistas o disidentes. A la par, estaba experimentando mucho acoso en las calles de la India, y como comentaba en el panel, me di cuenta que había diferentes dimensiones en el conocimiento que yo traía en el cuerpo: desde mi actitud emocional en sentir mucho miedo, mucha angustia en las calles, al ver como comienza a cambiar tu cuerpo y empiezas a sentir peligro, cuando sientes que el lugar no te pertenece. Esto influenciaba, incluso, mi proceso de toma de decisiones. Me daba cuenta como este conocimiento me estaba influenciando cuando yo quería salir en la noche y si quería estar en un parque sola, etc. A la par, conocí también a un colectivo que usaba el arte y la tecnología para divulgar este tipo de conocimientos. En el contexto de la India, muchas mujeres no están dispuestas a hacer denuncias. Esto tal vez ha cambiado en la coyuntura global, pero hace seis años no había espacios donde la mujer podía conversar abiertamente de sentir miedo o de su relación con el espacio público. Entonces este colectivo dijo, “A ver, creemos medios para que las mujeres puedan expresar estos conocimientos y estas experiencias que están teniendo de vida”. Y crearon varios medios. Por ejemplo, hicieron exposiciones de ropa. Tu podías donar la prenda del día que fuiste acosada y era muy poderoso porque esa prenda hablaba por ti, te representaba en relación a una persona que sufrió acoso. Pero también provocaba, porque, junto con las otras prendas, el mensaje que se transmitía era que no era lo que tú estabas usando lo que realmente causó el acoso o la violencia. Me pareció fascinante cómo ese método alternativo, para comunicar tu experiencia, era mucho mas poderoso a que yo simplemente escriba un texto. Tenia muchas dimensiones la posibilidad de usar un objeto, un artefacto, para comunicar dimensiones del conocimiento, como las que te contaba, las emocionales, las sensoriales, las físicas, que tal vez un texto o una historia, como la que te estoy contando ahora, peor aún, un artículo académico jamás iba a poder hacer.
Miguel: Era lo que ayer yo les comentaba de manera muy rápida, cómo el conocimiento tiene una dimensión material, que no solamente se queda en la escritura, sino que también se puede hacer a través de textiles, de ropa; como la materialidad también, en este caso que tú dices, puede reinvertir el significado de una prenda y cómo te puede recordar una experiencia de abuso, y al hacerlo, tal vez, la prenda devenga en resistencia y lucha
Denisse: Totalmente. Y para mí se estaba generando como una expresión de resistencia, pero de una manera muy contextual, tomando en cuenta que muchas mujeres no estaban todavía listas para hablar de este tema de otra manera. Entonces me pareció muy poderoso porque lograba hacer una denuncia y una provocación muy poderosa. Lograba insertar esta historia en un espacio publico, espacio donde muchas mujeres se sintieron excluidas, porque las instalaciones las poníamos en espacios públicos físicos, pero también de manera digital. Era una manera de ocupar espacios públicos donde aparecían muchas historias, pero de una manera que tomaba en cuenta vulnerabilidades, miedos. A raíz de eso es que me pongo a pensar más en este tema, en por qué yo siento que mi conocimiento sensorial de la ciudad es menos válido que el conocimiento que tal vez se genere en la universidad. Yo me empecé a cuestionar eso, porque como te contaba ayer, hice mi tesis sobre esto con el método sensorial. En el momento en que yo estaba traduciendo toda mi experiencia en términos académicos, hubo todo un proceso de traducción del lenguaje de cómo lo comunicas y lo vuelves un hallazgo legítimo, como lo vuelves un hallazgo válido. Yo me veía a mi misma cambiando el lenguaje que usaba y me hizo interrogar muchas cosas. Justamente por eso escogí la metodología de la etnografía sensorial, porque era una manera de insertarme en el discurso académico, pero a través de un método que me permitía mostrar estos conocimientos que históricamente no se consideran como válidos.
Miguel: Evitar que la academia con su lenguaje te capture, o te colonice, con términos que tu sientes no están permitiendo expresar lo que en el fondo quieres compartir y trabajar.
Denisse: Tal cual. Te cuento una anécdota que no le he contado a nadie en público: para mi tesis tuve dos supervisores. Un supervisor que luego me introdujo a ciencia abierta, que es una persona de mente muy abierta sobre lo que es conocimiento, qué es un científico; y otra supervisora que era más tradicional. En todas mis reflexiones me daba cuenta que estaba cambiando mi manera de hablar para que sea más válido frente a otros. ¿Por qué ponerlo en términos académicos vuelve mi experiencia más legítima o más creíble, cuando ya es creíble por el simple hecho que la viví, que la experimenté y la sentí? Comencé a cuestionarme eso. ¿Por qué tengo que adaptarme al formato de tesis? Así haya sido disruptiva en el tema y en el método, igual era un paper con introducción, metodología, etc., este formato tan lineal que en el momento no me hacía sentido, incluso para hablar de mi experiencia que era etnografía sensorial. Yo quería producir una tesis o un documental interactivo que sea multimedia para poder transmitir esta dimensión de diferentes conocimientos. De hecho, en mi defensa de tesis yo no solo me paré y presenté un powerpoint, yo presenté videos, audios… al menos traté de salirme un poco de la caja. Pero esta supervisora más tradicional, cuando le conté que no quería presentar como proyecto final una tesis tradicional, sino que sea multimedia, como acabo de contar, me dijo: haz lo que quieras con tu tesis, pero igual debes de presentarla formal para que cuente para la universidad. O sea: en tu tiempo libre haz lo que quieras, pero para que sea aceptada dentro de la academia tienes que alinearte a este formato. Entendí que era una cuestión de términos burocráticos, pero me hizo cuestionar muchas cosas, como por qué es este formato el que indica cuando un conocimiento es válido, y que luego, en mi tiempo libre, vea que hago con mis otros conocimientos no tan válidos. Esta fue la manera como lo recibí. La experiencia de vivirlo fuera del ambiente académico y las tensiones que eso creó, me hizo repensar a la universidad y las estructuras de cómo a mí, como mujer me había hecho sentir que mis conocimientos no eran tan válidos como otros conocimientos que se producían en otros espacios. Cómo históricamente se nos ha construido como sujetos emocionales, no objetivos, con incapacidad de ser neutrales, que somos defensivos. Deberíamos ver las diferentes estructuras sociales, los roles que se nos asignan y cómo eso afecta nuestra autopercepción. Para mí fue encontrarme con estas relaciones de poder de esta institución superpoderosa que me estaba obligando a sistematizar mis conocimientos y también mis sentimientos de alguna manera, de tal manera que se alineen con el statu quo.
Miguel: Al inicio eran estas exposiciones en la vía pública y en medios digitales maneras de abrir espacios para cambiar estas estructuras. Pero lo mismo lo comienzas a sentir en la academia, cuando quieres posicionar ahí tu propia experiencia; pero nuevamente te imponen ciertas estructuras y la academia se impone. Sin embargo, intentaste también abrir la academia con tu exposición de tu tesis presentando videos. Pero ahí te fue más difícil.
Denisse: Ahí se me ocurrió, por primera, vez en mi carrera, empezar a ser disruptiva dentro de la academia porque también todos estamos llenos de contradicciones, pero a mí también la academia me ha dado mucho. Situándome en mi contexto familiar, yo fui de las pocas personas que tuvieron la oportunidad de irme a otro país a estudiar. Sentí, en ese momento, que iba a abrir mi mente para salir de mis cajas latinoamericanas. Pero esta experiencia que te conté de mi tesis, me hizo ser más crítica de la institución de la cual yo era parte. De ahí, de la mano de mi mentor y supervisor, empecé a cuestionar muchas cosas del salón de clases también, como por qué yo, como latinoamericana, estaba aprendiendo sobre la realidad de Latinoamérica de un académico canadiense, que fue a estudiar a Latinoamérica y ahora publicó un libro y, por lo tanto, su conocimiento es más válido que el que yo ya tenía a la mano cuando vivía allá. Entonces empecé a pensar en las relaciones de poder que existían dentro de la academia, parte de la geopolítica que se sostiene sobre la manera en cómo la academia está construida. Empecé a pensar en los libros que me hacían comprar en el salón de clases. Algo así como: gracias por inscribirte, ahora tienes que pagar 120.00 dólares más para que tengas acceso a este conocimiento super valioso. Así, comencé a cuestionar el rol social de la universidad. Yo fui allá con estas ilusiones, pero me di cuenta que todos estos procesos eran cerrados y que las relaciones de poder que yo tanto quería cuestionar por medio de mis papers y de mi carrera (yo estudié desarrollo internacional) eran totalmente contradictorios con el manejo del conocimiento que tenía de la universidad. Ahí es cuando me meto al tema de acceso abierto y de ciencia abierta. Es un poco verme a mi misma en estos espacios, con estas tensiones y empezar a cuestionar prácticas que estaban totalmente normalizadas dentro de la universidad.
Miguel: Ahora se entiende cómo llegas al tema de acceso abierto. ¿Y cómo fue tu experiencia en esto?
Denisse: Para serte honesta, los primeros meses y los primeros años estudiando el acceso abierto, era como un movimiento con el que no me sentía muy conectada. Me parecía que era muy loable la idea del conocimiento como bien común y que me parecía inaudito que no sea una regla. Ahí me enteré un poco del estado de las cosas. Pero, el lenguaje que se usaba dentro del movimiento de acceso abierto era muy orientado a lo técnico, muy orientado a la métrica, a las revistas, a las políticas públicas…
Miguel: Un poco como ahora, ¿no?
Denisse: Sí, todavía sigue eso. Pero te cuento el porqué yo no me conecté con ello. A nivel ideológico tiene mucho sentido, pero querer ser parte de su movimiento, no veía cómo encajar. Yo acompañaba a mi mentor y supervisor (él es pionero del acceso abierto. Él firmó el tratado de Budapest. Su nombre es Leslie Chan) como su asistente a sus diversas actividades. Hasta que en una conferencia empezó a cuestionar la idea de “acceso” ¿Necesitamos acceso a lo que ya se produjo sin cuestionarnos quién ya produjo esto? Es parecido a lo que te contaba sobre lo del salón de clase: muy bien que me den acceso al artículo sobre Latinoamérica que escribió el profesor canadiense, pero mejor cuestionemos por qué estoy tratando de acceder a ese conocimiento y no a otros conocimientos. Cuestionemos quiénes están produciendo este conocimiento que consideramos legítimo. Cuestionemos por qué pensamos que este conocimiento es legítimo y no otras epistemologías. Entonces, empecé a encontrar como ventanitas a partir de las cuáles también podemos ser disruptivos dentro del acceso abierto. Entonces fue interesante porque el acceso abierto era ya disruptivo dentro de la universidad, pero dentro del mismo acceso abierto podía ser muy crítica y podía ser muy disruptiva, y es ahí donde yo encontré mi misión dentro del movimiento. Mucho de lo que yo he hecho, a pesar de que sí he logrado participar de las conversaciones sobre política pública, sobre infraestructura, al posicionarme en esta misión, ha sido el de cuestionar; no cuestionemos solo acceso o producción, cuestionemos participación, cuestionemos acerca de quiénes están tomando las decisiones, cuestionemos poder, cuestionemos qué nuevas desigualdades se crean con este nuevo sistema y cuestionemos, por lo tanto, cómo se está construyendo al acceso abierto y a la ciencia abierta y veamos si está reproduciendo los mismos sistemas que ya estaban en la institución o si realmente estamos siendo disruptivos y estamos cambiando y creando nuevas oportunidades. Entonces, mi trabajo los últimos cuatro años ha sido, más que nada, el hacer preguntas. Me encontré a mi misma dos o tres años tomando este rol de provocar y hacer preguntas, pero también encontrando la tensión, que lo dije en el panel, con las personas que hacían las cosas de manera práctica y que estaban haciendo su mejor esfuerzo por ser inclusivos, diversos, por romper paradigmas, y que logísticamente esas personas encontraban muchos obstáculos para ser más “abiertos” o ser más colaborativos, para ser realmente justos. Entonces, ahí yo tomo la decisión de alejarme un poco de la investigación académica como tal, que fue mi trabajo hasta hace dos años y, a parte que regreso por motivos personales a Latinoamérica, a Perú, a ver cómo se ve la implementación de estos valores a prácticas de la sociedad civil. En una de las últimas piezas que escribí sobre lo abierto y cómo lo conceptualizamos, hablé mucho de la relación entre los investigadores y comunidades vulnerables y cómo podemos desde la práctica reparar alguno de los daños históricos que se han hecho en esa relación. Cómo desde la práctica podemos generar más confianza en la colaboración y el intercambio de conocimiento y generar más oportunidades para que comunidades vulnerables puedan dar su consentimiento o negarse a participar en procesos que tú, como investigador, crees que son necesarios y que ahora lo estoy viviendo mucho en mi trabajo actual. Yo trabajo con mujeres y personas del LGBTIQ que son víctimas de formas de violencia de género digital. Esto es interesante trabajarlo porque la violencia digital es un problema que se ha normalizado mucho, porque se cree que lo importante es lo que te pasa físicamente y no lo que te hacen por internet, y que no tiene mucha atención. Nosotros, como ONG, hemos tomado el rol de investigar el tema, levantar testimonios sobre el tema y diseñar programas que aborden las necesidades de estos grupos. Ahí te das cuenta cómo tu negocias lo que te cuentan. Tienen mucha confianza contigo porque están abriendo sus experiencias contigo, con muchas expectativas, y tú, como una persona practitioner, una persona de práctica, tienes que encontrar soluciones prácticas para estos conceptos abstractos, como por ejemplo: cómo genero confianza, cómo respondo a sus expectativas, cómo genero oportunidades de consentimiento. Este es el reto que estoy viviendo ahora. Si bien no estoy haciendo explícitamente ciencia abierta, sí estoy tratando de aterrizar mucho de los cuestionamientos que me hice mientras estudiaba la ciencia abierta para ver cómo se ve en la práctica. Hiperderecho no es una organización de ciencia abierta ni de ciencia ciudadana. Es un equipo de cinco personas que trabajan derechos digitales, que empezó con un enfoque muy legal y técnico. Pero a raíz que yo me incorporo al equipo junto con otra socióloga, y se crea la rama de investigación, comenzamos a investigar cómo hacemos investigación desde la sociedad civil tratando de aterrizar mucho de los valores que se están conversando en estos espacios, como por ejemplo: cómo abrimos el conocimiento de forma segura, cómo hacer colaboración con las personas con las que trabajamos de manera equitativa, cómo crear mecanismos de toma de decisión que no siempre recaiga sobre nosotros como sociedad civil.
Miguel: Has usado mucho el término de apertura sobre lo que estás haciendo ahora y también lo has usado cuando has hablado del acceso abierto, ¿qué diferencias o similitudes encuentras?
Denisse: Lo bueno de estos encuentros es que nos cuestionamos acerca de qué es lo abierto, el de abrir el conocimiento y el conocimiento de quién. Sí estamos haciendo un esfuerzo desde hiperderecho por “abrir” o visibilizar este problema que existe, e integrar todos estos conocimientos y todas estas experiencias de las personas hacia la agenda pública y que pueda influenciar en las condiciones de vida que estas personas tienen. Pero también uso “abrir” porque tenemos que ser muy cuidadosos en cómo lo hacemos, asegurarnos de que al visibilizar no las estamos poniendo en una situación de mayor vulnerabilidad. Es interesante también cuando tratas de colaborar con personas de la academia o personas del estado, o tomadores de decisiones. Tal vez los métodos que estás usando en sociedad civil para generar lazos de confianza hace que todo tome más tiempo y te empieces a encontrar con las mismas tensiones que te decía al comienzo. Obviamente debemos ser estratégicos para lograr “resultados” por las personas que han confiado en nosotros. Es importante reflexionar sobre la tensión. Estas personas tomadoras de decisiones exigen que nosotros abramos o visibilicemos de una manera que nosotros, sociedad civil, no queremos hacer porque nuestra prioridad es proteger la seguridad de estas personas. Lo que me parece muy emocionante de mi trabajo ahora es ir explorando cómo resolvemos y abrimos los nudos de estas tensiones y luego venir a espacios como estos en que se sigue pensando en la tecnología, en la infraestructura y volver a meter ahí el palito pensando en quienes no están acá y por qué no están acá. Si te pones a pensar en esta conferencia hemos querido hablar de lo abierto, de lo colaborativo, pero la estructura de la conferencia misma es sumamente tradicional y sumamente unilateral. Es sentarte a que te impartan conocimientos. Lo que decía Freire de que el conocimiento se deposita. La conferencia como formato prioriza ese modelo. Hemos hablado sobre “abrir” en un teatro donde hay dos personas expertas sentadas adelante y que tampoco hemos podido cuestionarlos porque hemos tenido solo cuatro minutos para intervenir. Es seguir tomando este rol de disrupción y ver qué cosa constructiva puedes generar.
Miguel: ¿Por qué ciencia abierta y no conocimiento abierto? En el contexto en el que estamos, cuando hablamos de ciencia podemos matizar y saber a qué nos estamos refiriendo. Pero también, obviamente, este término de ciencia abierta no se debe de quedar acá, sino que tiene que salir; pero si sale la gente toma el término de ciencia de manera tradicional, y nuevamente caemos en esquemas donde creemos que la ciencia nos va a traer desarrollo, la ciencia va a ser la salvadora, de que tenemos que tecnificar al país. ¿No nos estamos volviendo a meter en estos esquemas de indicadores y métricas? ¿Por qué no hablar de conocimiento o algún otro término que abra?
Denisse: Es una super buena pregunta. Yo estoy de acuerdo con la respuesta que te dieron de que es un término estratégico, o me gustaría ser optimista y pensar que es más un tema estratégico, porque dentro de la academia hay muchos problemas por resolver y creo que las personas que están muy metidas en la academia, como mi supervisor Leslie, han escogido su batalla. Y su batalla es la de ampliar los indicadores de éxito, ampliamos nuestras maneras de evaluar, ampliamos los incentivos que tenemos dentro de la academia. Yo entiendo, que ellos han optado por esta manera de batallar, pero no todos hemos seguido estos rumbos, no todos luchamos de la misma manera esta batalla. Para mí, y habiendo aprendido de las epistemologías feministas que priorizan los métodos que estoy usando ahora, la del cuidado, del consentimiento, de situar el conocimiento y de cuestionar constantemente el poder, me pregunto si realmente quieren crear un ecosistema. Yo me alineo con lo que dice de Sousa Santos de que no se trata de crear un conocimiento válido, sino el de crear una ecología de conocimientos y por lo tanto el de crear una ecología de infraestructura que puedan conversar y puedan relacionarse de manera más equitativa. Espero que la academia se reforme o se reinvente, pero ya no es mi batalla. Mi batalla es lograr que haya espacios para que los conocimientos, también válidos fuera de la academia, puedan ser considerados legítimos y creíbles y válidos en diferentes espacios de toma de decisiones.
Miguel: Hablando de la academia y de toda la producción literaria, cuando decías que estabas en la universidad y que te exigían ciertos libros que comprar porque ahí estaba el conocimiento (lo que no era un acceso abierto sino cerrado porque debías tener el dinero y saber el idioma) ¿cómo, hablando de acceso abierto, se pueden abrir estas publicaciones? ¿Cuál es la imagen del autor en tanto genio creativo? ¿cómo abrir estos espacios?
Denisse: La sociedad civil necesita conocimiento e información, aunque ella produce su propia información, pero también quiere apoyarse de lo que ya se ha hecho. Las organizaciones de la sociedad civil que trabajan con poblaciones vulnerables no pueden mandarle el PDF a la comunidad con la que trabajan y decirles: ya, ya tienes acceso a este conocimiento. Hay que repensar a qué nos referimos con acceso.
Miguel: Porque además hay libros muy técnicos, con términos muy cerrados y si los pones en acceso abierto, ¿a quién se los estás abriendo realmente?
Denisse: Exacto. Ahí hay muchas capas y muchas luchas. Hay gente que está trabajando el tema del porqué seguimos usando el modelo del paper, entonces cambiemos el modelo del paper académico. Luego están aquellos que están trabajando el tema del porqué usamos lenguajes hegemónicos, por qué solo español, solo inglés, solo francés, que además es una herencia del colonialismo. Por qué no hay más academia en lenguajes originarios y cómo las estructuras inhiben esta posibilidad, y esta es otra lucha. Luego, imagínate que se escribe un documento en lenguaje originario; sabiendo que cada disciplina tiene un lenguaje propio esto se vuelve una barrera. El lenguaje del sociólogo o del filósofo ¿cómo llega a estas comunidades de las que se están refiriendo? Luego, imaginando que se haga un trabajo de traducción: no todos aprenden a través de un texto, entonces pensar en temas de brechas, como el analfabetismo, o incluso en cómo somos más efectivos al comunicar este conocimiento. Hay varios colectivos que tratan de comunicar no solo a través de textos y que aprovechan recursos visuales, espacios online que no solo se centran en el texto y dinamizan el conocimiento que se crea. Para mí, todo esto debería ser parte de la lucha por el acceso abierto. El primer paso para crear accesibilidad es el empezar a que lo intenten las instituciones; y no solo crear el espacio, sino que también las personas puedan dialogar con estos espacios de manera significativa.
Miguel: Podemos pensar también en cómo la academia a secuestrado la validez de los productos. Tú puedes exponer tus prendas, hacer tus videos, pero no tiene la garantía que la academia otorga. ¿Cómo recapturar lo que la academia se ha apropiado para dar validez a otros tipos de expresión del conocimiento que es también válido?
Denisse: El rol de los artistas es muy importante y la de la sociedad civil cuando usa comunicación creativa. Para mí, la meta es la ecología de conocimientos y el cambio de la cultura, y que así, diferentes actores puedan no solo buscar conocimiento en la academia, sino buscar conocimiento en otros espacios. Yo sí veo que la academia, al menos en las comunidades donde yo trabajo, tiene una presencia muy elitista, alejada de la sociedad, como que hay una mística que la hace inaccesible. En las comunidades, realmente, no hay un imperativo de ir a la academia, al contrario, se la ve como una institución que no conoce sus problemas. Estas resistencias existen en varios espacios, pero la lucha se debe dar también en estos espacios, porque se crea un lugar donde dialogan los artistas, los de políticas públicas, los de la academia, y lograr que todo el mundo se ponga a dialogar a cómo abordar estos problemas. Hay que saber qué batallas luchar. Para mi es especial el poder regresar a donde empecé. Al inicio quería validar mis conocimientos o mis experiencias a raíz de violencia de género y he regresado a un proyecto donde puedo hacer estos puentes.